Bienvenidos a 2019, un futuro que se hizo presente
Bienvenidos a 2019, un futuro que se hizo presente
Un futurismo mal representado
Bueno, primeramente, feliz año a todos los que me estáis leyendo, y por supuesto, agradeceros de nuevo vuestro tiempo y atención que me prestáis cada semana.
Hace unos días me dio por mirar el calendario, ese que destrozamos año a año sin piedad. Lo cierto es que, cuando la vida mete la sexta marcha, esto de los años va realmente rápido, y por consiguiente, los cambios tecnológicos que se producen en los mismos, también.
Sin embargo, siempre hemos sido muy fantasiosos, y hemos pensado que el futuro nos traería cosas a nivel tecnológico realmente disruptivas, pero en multitud de ocasiones, esto no ha sido así, y los planteamientos de negocio más sencillos y prácticos, se han acabado por imponer.
¿Os acordáis de las series futuristas de los años 90?, estaban llenas de esperpénticos inventos, desenlace todos ellos, de una combinación entre clásicos y tecnología.
El problema en la movilidad de las grandes ciudades lo dilucidamos bien, y pensamos que la solución para este, sería abrir la circulación a la tercera dimensión, con coches voladores, tubos aéreos de pasajeros (a modo de metro), e increíbles ciudades subterráneas que albergaban altas y potentes infraestructuras para nuestra movilidad.
Pues bien, ya estamos aquí, y no, lo coches no vuelan, sino que (a las políticas recientes me remito), ya no son bienvenidos en el entorno urbano. En este, son cada vez más comunes las vías estrechas, los carriles bicicleta, y los cada vez más famosos patinetes eléctricos. Por otra parte, a los motores diésel, que tantos éxitos y fama cosecharon en el pasado, ya no se les quiere ver ni el pelo.
En estas series, veíamos que la comunicación se hacía a través de mensajes grabados en hologramas, que habían dejado atrás a las pantallas tradicionales. Pues bien, tenemos móviles muy potentes, orientados a una gran capacidad de funciones, pero que sin embargo, no se han desarrollado en ese sentido (quizá más la rama de la AR).
Y respecto a los robots, pues tampoco son tan ágiles e inteligentes como pensábamos que iban a ser, y es que, no tenemos un androide que nos haga las tareas del hogar (lamentablemente), aunque si hemos aplicado esa evolución a algunos nichos (aspiradores inteligentes, máquinas de preparación de comida…).
Estos son algunos de los ejemplos, que, si nos hacen esbozar una sonrisa al leerlos, es que ahora, nos parecen algo ridículos, y nos dan a entender que tal vez, los planteamientos que se acaban imponiendo en las distintas sociedades, son una mezcla entre diversas innovaciones incrementales, con alguna que otra disruptiva, pero por supuesto, ocupando siempre planteamientos prácticos y factibles, no sólo a nivel de concepciones, sino tambíen a nivel tecnológico.
Cuando el futuro, por el inexorable paso del tiempo, se acaba por convertir en presente, vemos la realidad tal y como se presenta, y comprobamos, con más o menos ilusión y satisfacción, las diferencias entre las expectativas del pasado, y las realidades del presente.