Los de la economía del medio: entre la espada y la pared.
Los de la economía del medio: entre la espada y la pared.
Virtud fuera del justo medio
Aunque el celebérrimo Aristóteles predicaba, que era el justo medio entre los extremos el lugar donde albergaba la virtud, no siempre la economía ha permitido la permanencia de empresas de tamaños medios en algunos sectores. Estas, por unas razones u otras, han acabado por desaparecer de un marco de juego, donde tanto los grandes como los pequeños, han ejercido una presión contra ti, que en un determinado momento dejó de ser soportable.
En ocasiones, la tipología de negocio a la que te dedicas, el target al que vas dirigido, o simplemente, la economía en la que estas inmerso, no transigen tu tamaño de compañía, haciendo que tengas que abandonar ese nicho de mercado en el que operas, languideciendo en ese intento de subsistencia.
En este escenario, vemos empresas medianas, combatiendo en mercados más propios de multinacionales, con clientes inmensamente más grandes que ellas, y, por tanto, con mucho más poder de negociación. La capacidad de reacción de estas, se ve mermada por la competencia que opera en su mismo mercado. En el caso del extremo superior, las multinacionales, vemos que disponen de marcas mucho más poderosas que las de las PYMES, y utilizan estas de palanca, para la consecución de grandes contratos. Estas multinacionales, a la hora de ejecutar estos, recurren a RRHH de la pequeña y mediana empresa, que, desangrada por la inflación salarial, pierde sus recursos humanos más valiosos.
Aunque la calidad del pequeño es en muchas ocasiones, mayor que la del grande, las marcas se acaban imponiendo, haciendo de blindaje ante futuros problemas que puedan surgir en el desarrollo del proyecto, y sirviendo de escudo, para los decisores en la contratación, que decidieron elegir al proveedor que parecía fuerte, y no al que parecía más débil. En estas ocasiones, el arraigo al territorio y a la empresa local, puede suponer un freno ante el arraso de la pequeña y mediana empresa, aunque lamentablemente, en muchos territorios, carentes de una identidad local, este hecho brilla por su ausencia.
En el otro lado de la balanza, las start ups, empresas de reciente creación y pequeño tamaño, que utilizan el inflado de expectativas, para poder salir al mercado con grandes cantidades de financiación, y, por ende, una capacidad financiera mucho más grande que sus competidores directos, las PYMES. Cierto es, que las expectativas son mal aval en el largo plazo, y que sin unos resultados que lo justifiquen, los inversores cortoplacistas, abandonan sus posiciones.
Hay empresas que, por supuesto, saben combatir estas desventuras, y lo hacen mediante el crecimiento desmesurado, que les permite, llegado el momento, luchar por la permanencia. Este crecimiento, puede tener distintas vertientes, y hacer que la empresa resultante del mismo, diste, para bien y para mal, del pequeño negocio que antes controlabas. Con este crecimiento, obtienes una capacidad mayor de retención de tus recursos humanos, y por supuesto, un mayor tamaño, que te permite plantar cara los ya mencionados actores del mercado.
Otro desenlace posible a esta situación, es la de acabar siendo el objetivo de la integración aguas arriba o abajo, de alguna multinacional competidora, que, con un bajo desembolso, se hace con el capital y control de tu empresa, aprovechando el desarrollo de productos que has ido trabajando con los años, y por supuesto, la entrada en nuevos y diversos clientes.
Aumentar tu poder de negociación, controlar el desarrollo y crecimiento de tu negocio, y sobrevivir ante el desenlace de los acontecimientos, nunca fue tarea fácil, y es que quizá, la virtud no se encuentre en ese justo medio entre los extremos.
