Pronosticaron tu muerte, pero llegó tu edad de oro.
Pronosticaron tu muerte, pero llegó tu edad de oro
A veces un cambio que vaticina tu fin, hace que vivas una nueva edad dorada.
Los actores económicos, en la mayoría de los países desarrollados, operan a su libre albedrío, compitiendo y haciendo llegar a millones de consumidores, artículos de muy distinta índole. Cierto es que, a este libre funcionamiento, hay que sumar la gran cantidad de regulaciones que afectan a los distintos mercados, y que, por su propia idiosincrasia, los ralentizan y coartan, haciendo de sus actuaciones algo más discretas, y, por ende, menos atractivas para los mencionados actores.
En ocasiones, alguno de los actores ya existentes del mercado, o en su defecto, nuevos cuya entrada ha sido reciente, introducen innovaciones disruptivas, que hacen tambalear el statu quo establecido, y ponen en peligro poderes hegemónicos cuyas posiciones parecían intocables. A los “nuevos”, muchas veces se les subestima (tamaño, experiencia en el sector…), aunque con el trascurso del tiempo y los acontecimientos, se hacen valer en las distintas críticas.
Estos cambios e innovaciones, que irrumpen en los distintos mercados, están propiciados (al menos generalmente), por la inclusión de una variable tecnológica, que da un determinado valor al sector, que los planteamientos tradicionales de mercado, no supieron o se atrevieron a dar.
Pues bien, este mercado, al ver estas innovaciones disruptivas, en ocasiones adopta actitudes condescendientes con los actores ya establecidos, pronosticando por los análisis vagos y apariencias, sus respectivos finales.
Veamos un ejemplo, con la explosión del email en los años 80 (si, ya tiene unos cuantos años), los distintos usuarios, empezaron a comunicarse con mensajes digitales, abandonando gradualmente el uso del correo postal. Esta llegada, supuso una nueva era en la comunicación asíncrona, que se había convertido en instantánea, fácilmente escalable, y muy sostenible.
Ante este nuevo panorama que se presentó, muchos no dudaron en pronosticar el final de las empresas de correos, quienes no tenían pinta de poder competir con tal innovación, y cuyas idiosincrasias, se presentaban pesadas y lentas, ante tal cambio radical presentado.
Años después, el destino les dio una oportunidad de oro para reorganizarse, y variar el rumbo de su Core de negocio. Esta oportunidad, fue la aparición y posterior explosión y generalización del mercado on-line. Millones de usuarios comenzaron a conectarse a la red, para adquirir distintos productos, y por supuesto, recibirlos en sus respectivos hogares.
Este fue el pretexto perfecto para cambiar y evolucionar, aspecto que les resultó relativamente sencillo, pues ya contaban con grandes estructuras de distribución y logística entre sus activos, y las utilizaron para dar la infraestructura perfecta, que lo nuevos gigantes de internet necesitaban para poder desarrollarse.
Probablemente, esta actitud, la estemos teniendo con alguno de los sectores en la actualidad, y aunque todavía no sepamos que nos deparará el futuro, puede que nos den alguna que otra sorpresa.
Quizá pase lo mismo con el mercado del taxi, quien mucha gente le ha dado la extremaunción, aunque las crecientes medidas restrictivas hacia el tráfico de vehículos particulares, y el incipiente coche eléctrico, hagan que en un futuro puedan vivir una nueva edad de oro.
Aunque todo el mundo vaticine que tu final esté cerca, quizá el destino te brinde una nueva oportunidad, tan buena, que te haga vivir una nueva edad de oro.