Brecha intergeneracional Digital:
Brecha intergeneracional Digital:
Más grande de lo que parece
La brecha digital, es esa distancia que tenemos los distintos grupos sociales (ya sea por demografía, cultura, generaciones…), ante el uso y apropiación de las diferentes tecnologías presentes en nuestra sociedad.
Como veremos ahora, esta brecha es algo muy presente en nuestra sociedad, aunque a decir cierto, no es algo nuevo, sino solamente otro cúmulo de diferencias a sumar a nuestra ya larga lista de brechas presentes a lo largo de la historia.
Digamos que la primera, pudo surgir entre los baby boomers, y la generación de sus padres. Estos, pusieron de manifiesto su disconformidad, con aquella irrupción incipiente de tecnología, que amenazaba con cambiar sus modos de trabajar y de entender la realidad.
De esta brecha, han pasado ya más de 30 años, pero su naturaleza perdura, viéndose replicada en la actual, cuyos protagonistas esta vez, son los ya no tan modernos baby boomers, y los millenial. Esta brecha, pone una separación cada vez más grande, cuanta más diferencia haya entre generaciones, y de este modo, la generación de los abuelos, ya no tiene ni idea de lo que los nietos manejan en esa pantalla, que llaman “Smartphone”.
Al margen de los lógicos frenos al cambio que procesan algunas personas integrantes de las generaciones anteriores, estas brechas digitales, provocan un cambio en la manera en la que ambas tipologías de sujetos, se comportan y relacionan con el entorno. Esto, a su vez, desemboca en cambios y roturas del mercado, escenario en el que ahora conviven diferentes modelos de negocio, unos más disruptivos, y otros más tradicionales.
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Por ilustrar el razonamiento con un ejemplo: una familia se va de vacaciones Los padres quieren ir a un hotel con sus hijos, pero estos, abogan por alojarse en un Airbnb. Los padres, “por dejarse de líos”, prefieren en el hotel y dan razones en contra del Airbnb, pero, sin embargo, los hijos, no ven en el hotel, un valor añadido frente al superior pago que supone. ¿Cómo vas a ir hijo?, pregunta la madre, en Blablacar, por su puesto, responde el hijo. A lo cual, la madre responde absorta, ¿qué?, ¿vas a meterte en el coche de un extraño?, ¿y si te pasa algo? Pues bien, ni la madre entiende que su hijo monte en coches de extraños, ni los deje montar en su coche, por compartir gastos de desplazamiento. Para dicho viaje, se necesita un cierto bien, a lo que el hijo acude a Wallapop, y el padre, prefiere comprarlo en la tienda. ¿cómo vas a quedar con un extraño para que te venda eso?, ¿y si te engaña?
El hecho de que las mentalidades cambien de forma masiva, hace que ciertas generaciones, queden obligadas a adaptar el cambio, o, por el contrario, prepararse para el gran esfuerzo que supone navegar a contracorriente en un mundo que va en una determinada dirección. En otras ocasiones, la confluencia de varias generaciones bajo un estándar tecnológico, puede desencadenar en situaciones, cuanto menos divertidas. Es el caso de una madre hablando con su hijo por WhatsApp, siendo su forma de escribir y redactar en la herramienta completamente diferente. Mientras que el hijo entiende la herramienta como algo en lo que escribir sin ningún tipo de limitaciones de extensión, la madre la entiende como un panel en el que realizar comunicaciones breves y concisas, actitud probablemente heredada, de los SMS que su hijo no llegó a conocer.
De lo que no hay lugar a duda, es que la tecnología avanza a pasos agigantados, y los que hoy son precursores del cambio, mañana lo serán de la resistencia.